Una amistad es tóxica cuando, lejos de aportarnos un vínculo de confianza, cariño y respeto, genera sensaciones de malestar, rechazo o un sentimiento de ser ignorados o no respetados. Lo cierto es que la razón por la que tenemos amigos es para recibir apoyo, por lo que las amistades saludables son las que nos aportan seguridad, nos empoderan y sobre todo, nos recuerdan todo lo que somos, no aquello que no somos.
Por todo eso, una amistad es tóxica cuando esa relación nos hace sentir mal, nos perjudica, nos destruye la autoestima y nos hace dejar de ser como somos. El desgaste emocional puede deberse a diferentes causas, como puede ser incluso nuestra incapacidad de decir no y poner límites.
Te compartimos unas señales de alerta para identificar si en ocasiones nosotras somos esa amiga tóxica o tenemos alguna amistad que lejos de aportarnos, nos resta.
Conductas de control: este tipo de persona tóxica te hace interrogatorios exhaustivos acerca de lo que has hecho, por qué, cuándo, dónde, de qué forma y con quién.
Exige todo lujo de detalles acerca de tus acciones, las cuestiona e, incluso, puede llegar a revisar tu teléfono.
Chantaje emocional: te coloca entre la espada y la pared. Tienes que hacer lo que quiera si pretendes continuar manteniendo su amistad, ya que es una prueba de tu verdadera amistad hacia esa persona.
Crítica destructiva: nada de lo que haces está bien. Todo es motivo de descalificaciones y críticas, en las que siempre sale a relucir tu peor parte. No hay nada que crea que hagas bien y de esa manera te lo hace saber. Exagera y hace un mundo de cualquier hecho, por nimio que sea.
Faltas de respeto: nunca te da el lugar que te mereces. La relación se basa en insultos, gritos o descalificaciones hacia tu persona. Te humilla, menosprecia en público y da muestras de avergonzarse continuamente de ti.
Mentiras: la sinceridad no es lo suyo y miente allá por donde va, incluso si eso supone traicionarte y romper una promesa.
Ignorancia: le gusta hacer caso omiso de tu opinión, no la tiene en cuenta nunca y te hace el vacío para hacerte sentir invisible.
Celos y envidia: no se alegra de tus logros y tira por tierra todo lo bueno que pueda pasarte en la vida. Se aleja cuando te va bien y augura un futuro nefasto para ti. No da credibilidad a tus éxitos y le encanta sacar el lado negativo de las cosas.
Siempre tiene razón: no da su brazo a torcer, se muestra rígida e inflexible. Siempre eres tú quien debe ceder y adaptarse a sus gustos y circunstancias, pero nunca al revés.
No te busca: no muestra signos de interés por mantener el contacto contigo, siempre tienes que ir tú en su búsqueda.
Sin empatía ni asertividad: no atiende a tus emociones ni quiere implicarse en tus problemas.Nunca cede ni se pone en tu lugar. No importa a quién hieran si de salirse con la suya se trata.
¿Y que puedes hacer ante una amistad tóxica?
Mejorar la comunicación y fomentar una conversación para examinar el problema. “Lo primero que se debe hacer es hablarlo con la persona directamente. Es muy posible que en este caso aún no se haya percatado del problema o que la causa de su comportamiento esté justificada por una situación personal”.
Pensar sobre nuestras prioridades, hacer autocrítica y reflexionar sobre por qué tenemos ese tipo de relaciones.
Poner límites. Ahora que sabes que actitudes en cualquier amistad o relación son tóxicas, te ayudara a construir mejores vínculos, respetarte y sobre todo evitar esas acciones con nuestras amigas.